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Introducción 2: Claves para poder entender a Isaías

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Isaías: Los tiempos del cumplimiento, un comentario versículo por versículo por Iván D. Sanderson, está disponible en forma impresa en Deseret Book y Amazon.com y como un e-libro en español y en inglés para Kindle.

Para ver los comentarios de cada capítulo de Isaías, asi como cada introduccion, desplácese hacia abajo y encuentre, en la columna de la derecha en la pantalla, una lista de todos los capítulos debajo de la seccion “Categorías“. Haga clic en el capítulo que desea leer ===>


Los escritos de Isaías contienen profecías e instrucciones que son de importancia vital para nosotros en los últimos días. Sin embargo, por razón del estilo ingenioso de escribir que utilizó Isaías, mucha información está escondida. Indiscutiblemente, de todos los escritores que jamás han escrito, Isaías es el maestro del estilo, la forma poética y el uso de técnicas literarias para comunicar instrucción y perspicacia profética más allá de lo que sería aparente al leer por primera vez.

Bruce R. McConkie presentó diez claves para poder entender los escritos de Isaías.[1] Éstas son:

  • Ganar un conocimiento general del plan de salvación y los tratos de Dios con Sus hijos terrenales.
  • Aprender la posición y destino de la casa de Israel en el gran plan eterno del Señor.
  • Conocer las doctrinas principales de las cuales Isaías eligió en qué escribir.
  • Usar el Libro de Mormón.
  • Usar la revelación dada en los últimos días.
  • Aprender cómo interpreta el Nuevo Testamento a Isaías.
  • Estudiar a Isaías en su contexto del Antiguo Testamento.
  • Aprender la manera de profetizar que se usaba entre los Judíos en los días de Isaías.
  • Obtener el espíritu de profecía.
  • Dedicarse a un estudio arduo y escrupuloso.

Estas claves son elementos fundamentales en cualquier estudio serio de los escritos de Isaías y son la base de este comentario. Algunas son más fáciles que otras para aplicar o dominar, pero ninguna puede pasarse por alto. Cada clave se expone en algún detalle en los párrafos siguientes.

1.   Ganar un conocimiento general del plan de salvación y los tratos de Dios con Sus hijos terrenales.

El propósito de Isaías en escribir no fue de exponer o explicar las doctrinas de salvación. Escribió a los que se supone que ya entendían bien los principios del evangelio, los cuales incluyen la realidad magnífica que Jesucristo es el Mesías prometido quien sacrificó su propia vida para expiar nuestros pecados. Un conocimiento de estas verdades doctrinales es necesario antes de poder ganar un entendimiento de las profecías de Isaías.

Gracias al don incomparable que nos dio Jesucristo, estamos sujetos a dos sucesos que de otra manera no serían posibles. Primero, todos seremos resucitados. No importa si fuimos buenos o malos, ni aún si teníamos conocimiento de Jesucristo durante nuestra vida. Todos seremos resucitados debido a la crucifixión y resurrección de Jesucristo.[2] El título “Salvador” usado por el Señor refleja ese gran don, dado gratuitamente a todo ser humano por medio de la gracia del Señor.[3] Pablo resume: “Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados” (énfasis añadido).[4] Los efectos negativos de la caída de Adán han sido sobrevenidos por medio del sacrificio de Cristo. Así, Isaías predijo: “Destruirá a la muerte para siempre, y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros….”[5] Pablo recapitula: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”[6]

Segundo, quienes se arrepientan y guarden los mandamientos de Dios serán perdonados de sus pecados. Esto no es un don gratuito, como la resurrección descrita anteriormente; esa parte es condicional, basada en el arrepentimiento de nuestros pecados y el guardar los mandamientos del Señor.  El título “Redentor” usado por el Señor refleja ese aspecto de Su plan; de esta manera, nuestro Padre Celestial nos provee el medio por el cual podemos ser perdonados.

Aunque la redención no es un don gratuito porque hay algo que tenemos que hacer para obtenerlo, la posibilidad y la oportunidad para el arrepentimiento de nuestros pecados es aún una parte del regalo mayor, dado a nosotros por la gracia del Señor Jesucristo.[7] Si el Salvador no hubiera tomado sobre sí los pecados del mundo en el jardín de Getsemaní y luego llevado nuestros pecados consigo sobre la cruz donde murió, no habría ninguna manera de volver a nuestro hogar divino. Él pagó el precio del pecado por nosotros si nos arrepentimos, de este modo llegando a ser el Gran Intercesor.[8] Esto le permite extender misericordia al penitente al mismo tiempo que satisface las exigencias  de la justicia.[9] Esta parte de la Expiación—la exaltación en el reino de los cielos—incluye el privilegio de morar para siempre en la presencia de Dios.[10]

El Señor resucitado resume:

“Y me ofreceréis como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Y al que venga a mí con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, lo bautizaré con fuego y con el Espíritu Santo….
“He aquí, he venido al mundo para traer redención al mundo, para salvar al mundo del pecado.
“Por tanto, al que se arrepintiere y viniere a mí como un niño pequeñito, yo lo recibiré, porque de los tales es el reino de Dios. He aquí, por éstos he dado mi vida, y la he vuelto a tomar; así pues, arrepentíos y venid a mí, vosotros, extremos de la tierra, y sed salvos”.[11]

LeGrand Richards enseñó: “Veis que [la salvación] no viene sólo por confesar que creéis en Jesucristo. Tenéis que obrar y ser juzgados de acuerdo con vuestras obras”.[12]

Nuestra parte en la Expiación incluye tener fe en el Señor Jesucristo, el arrepentimiento de nuestros pecados, ser bautizado por inmersión para la remisión de los pecados, y recibir el don del Espíritu Santo por la imposición de manos. Estos principios y ordenanzas se registran en el Cuarto Artículo de Fe.[13] Además de estos requisitos, debemos dedicar nuestra vida al servicio a Dios y a nuestro prójimo. Para obtener la exaltación, el nivel más alto de la salvación, debemos también participar en otras ordenanzas de la salvación y obedecer otras leyes eternas y los mandamientos de Dios.

En determinados tiempos en la historia del mundo, Dios ha enviado profetas para declarar las buenas nuevas del evangelio a la humanidad sobre la tierra. Al menos siete de tales tiempos han pasado, llamados “dispensaciones”, cuando estas cosas han sido manifestadas mediante la revelación divina. Tales dispensaciones se identifican de acuerdo con los profetas que las dirigieron incluyendo Adán, Enoc, Noé, Abraham, Moisés, y Jesucristo. Después de cada dispensación ocurrió un alejamiento, o una apostasía,[14] en la que las verdades reveladas, traídas a la tierra por mensajeros divinos o mediante el Espíritu Santo a los profetas, gradualmente se abandonaron y fueron olvidadas.

Pablo escribió de la “dispensación del cumplimiento de los tiempos” en la cual el Señor “[reunirá] todas las cosas en Cristo…tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra”.[15] La dispensación del cumplimiento de los tiempos es la culminante, que iniciará la gloriosa Segunda Venida del Señor. José Smith fue el profeta que comenzó esta dispensación.[16] Nacido en 1805,[17] él tradujo el Libro de Mormón y lo publicó en 1829,[18] y organizó La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en 1830.[19] Desde su tiempo, la Iglesia ha sido guiada por una cadena intacta de profetas divinamente inspirados. Muchos de los escritos de Isaías tratan de la dispensación del cumplimiento de los tiempos, que se culminará en la Segunda Venida de Jesucristo. Sería prudente, por tanto, entender y tener en cuenta las palabras de Isaías.

2.   Aprender la posición y destino de la casa de Israel en el gran plan eterno del Señor.

Como parte de una dispensación anterior, Dios hizo convenios sagrados con el profeta Abraham. Dijo a Abraham:

“Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único;
“Bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como la arena que está a la orilla del mar; y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos:
“En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”.[20]

Por razón de su obediencia, a Abraham se le prometió que su posteridad sería numerosa sin medida y que todas las naciones de la tierra serían bendecidas por razón de ella. El convenio de Abraham se aplica a sus descendientes por medio de su hijo, Isaac,[21] y su nieto, Jacob,[22] quien se conoce como Israel,[23] hasta el día presente.

El interés de Isaías se concentra en la posteridad de Jacob. Sus profecías más detalladas describen qué sucedería con el pueblo del convenio de Abraham durante los períodos subsiguientes de apostasía y restauración. El papel que tienen los descendientes de Jacob en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, incluyendo la restauración del evangelio junto con la restauración de los convenios de las dispensaciones anteriores preparativas a la Segunda Venida del Señor Jesucristo es de interés vital para cada uno de nosotros porque vivimos en los tiempos del cumplimiento. Isaías es, principalmente para nosotros, el profeta que predijo la restauración.

Pedro también predijo esta restauración. Él declaró que era menester que Cristo fuera recibido en los cielos “hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde el siglo”.[24] Esta restauración incluiría “cada verdad, doctrina, poder, sacerdocio, don, gracia, milagro, ordenanza, y obra maravillosa poseído alguna vez o realizado en cualquier edad de fe”.[25] Como testifican las profecías de Isaías, esta restauración se culminaría en la gloriosa Segunda Venida del Señor a la tierra, donde Él vencerá a todos sus enemigos y reinará con triunfo benévolo por mil años.[26]

3.   Conocer las doctrinas principales de las cuales eligió Isaías para escribir.

Aunque Isaías no enunció ni explicó las doctrinas de salvación, y puesto que a los lectores a los que se dirigía creerían y estarían bien instruidos en ellas, escribió entonces de ciertos temas que tendrían una importante relación con acontecimientos futuros. Sus principales aspectos doctrinales se clasifican en siete categorías:[27]

  • La restauración del evangelio en los últimos días por medio de José Smith
  • El recogimiento de Israel en los últimos días, su triunfo final y su gloria
  • La aparición del Libro de Mormón como nuevo testimonio de Cristo y la revolución total que traería al entendimiento doctrinal de los hombres
  • La condición apóstata de las naciones del mundo en los últimos días
  • Profecías mesiánicas que predicen la primera venida del Señor
  • La Segunda Venida de Cristo y su reinado milenario
  • Datos históricos y expresiones proféticas de su propia época, que pueden servir como símbolos para los acontecimientos que ocurrirán durante los últimos días

Principalmente, Isaías enfatiza en todas sus Escrituras el recogimiento de Israel, la dispensación del cumplimiento de los tiempos y la restauración de todas las cosas. Aunque la restauración principal de doctrinas, llaves del sacerdocio, la organización de la Iglesia, ordenanzas para la salvación y Escrituras antiguas ya han tenido lugar y la escritura moderna ha aparecido, hay todavía mucho de lo que Isaías ha profetizado que aún ha de suceder en nuestro tiempo como parte de la dispensación del cumplimiento de los tiempos, en preparación a la Segunda Venida de Cristo.

Dice McConkie:

“La restauración de las verdades maravillosas conocidas por Adán, Enoc, Noé, y Abraham apenas ha comenzado. La parte sellada del Libro de Mormón debe aún ser traducida…. La grandeza de la era de la restauración está aún por venir. Y en cuanto a Israel, su destino es milenario; el día glorioso cuando “el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo”[28] está aún por venir. Ahora estamos empezando, pero las glorias transcendentales y maravillas que aún serán reveladas son para el futuro. Mucho de lo que dice Isaías, profeta de la restauración, está aún por cumplirse”.[29]

Si no podemos comprender fácilmente las declaraciones de Isaías concernientes al futuro, podemos comenzar por mirar hacia atrás, es decir a sus profecías ya cumplidas, las cuales incluyen la primera venida de nuestro Señor. Podemos disfrutar de la habilidad incomparable de Isaías y su estilo literario, reconociendo que algunas cosas han sido cumplidas y obteniendo así la fe para comprender la naturaleza de profecías que aún deben de ser cumplidas. Isaías es verdaderamente el profeta más destacado de la restauración de los últimos días.

4.   Usar el Libro de Mormón.

El Libro de Mormón es, en verdad, una clave importante para el entendimiento de los escritos de Isaías. Aproximadamente la tercera parte de los escritos de Isaías se citan o son parafraseadas en el Libro de Mormón, colocadas allí por los profetas antiguos Americanos cuyas Escrituras componen juntamente el Libro de Mormón. Nefi, quien al principio había vivido en Jerusalén, dice:

“…Pero a fin de convencerlos más plenamente de que creyeran en el Señor su Redentor, les leí lo que escribió el profeta Isaías; porque apliqué todas las Escrituras a nosotros mismos para nuestro provecho e instrucción.
“Por tanto, les hablé, diciendo: Escuchad las palabras del profeta, vosotros que sois un resto de la casa de Israel, una rama que ha sido desgajada; escuchad las palabras del profeta que fueron escritas a toda la casa de Israel, y aplicáoslas a vosotros mismos, para que podáis tener esperanza, así como vuestros hermanos de quienes habéis sido separados; porque de esta manera es como el profeta ha escrito”.[30]

Tal como Nefi hizo por sus hermanos, él y otros profetas del Libro de Mormón hacen por nosotros, sus lectores en los últimos días: Ellos interpretan proféticamente los pasajes que citaron. Por consiguiente, el Libro de Mormón es el comentario principal sobre los escritos de Isaías, y verdaderamente el testigo más autoritario y revelador de las verdades contenidas en ellas.

Nefi, Jacob, y Abinadí citaron extensamente los escritos de Isaías en sus enseñanzas. El Señor Jesucristo resucitado citó e interpretó pasajes de Isaías 5:29,[31] Isaías 52:8-10,[32] 11,[33] y 15;[34] e Isaías 54,[35] junto con pasajes de otros profetas del Antiguo Testamento, durante Su ministerio a los nefitas. Su aprobación de los escritos de Isaías es particularmente notable:

“Y he aquí, ahora os digo que debéis escudriñar estas cosas. Sí, un mandamiento os doy de que escudriñéis estas cosas diligentemente, porque grandes son las palabras de Isaías.
“Pues él ciertamente habló en lo que respecta a todas las cosas concernientes a mi pueblo que es de la casa de Israel; por tanto, es menester que él hable también a los gentiles.
“Y todas las cosas que habló se han cumplido, y se cumplirán, de conformidad con las palabras que habló”.[36]

El propósito de estas citas en el Libro de Mormón es de enfatizar las enseñanzas de Isaías sobre el arrepentimiento y los juicios de Dios; los convenios de Dios y promesas a la casa de Israel; profecías que conciernen al Mesías; y profecías que conciernen a los últimos días.[37]

McConkie dice: “Puedo yo ser tan audaz en afirmar que nadie…en esta edad y dispensación …puede entender los escritos de Isaías hasta que primero aprenda y crea lo que Dios ha revelado por boca de sus testigos nefitas como estas verdades se encuentran en [el Libro de Mormón]”.[38]

5.   Usar la revelación dada en los últimos días.

En la actualidad, los cielos ya no están sellados. Profetas y apóstoles debidamente llamados y ordenados que viven sobre la tierra han estado recibiendo la revelación de Dios desde los principios más tempranos de la restauración.[39] Moroni, el último de los profetas antiguos nefitas, apareció como un ángel a José Smith el 21 de septiembre de 1823. Como parte de sus instrucciones al joven profeta a la aparición inminente del Libro de Mormón, él “citó el undécimo capítulo de Isaías, diciendo que estaba por cumplirse”.[40]

Doctrina y Convenios, una compilación de revelaciones del Señor recibidas por el profeta José Smith y otros durante la restauración, la cual es aceptada como escritura por los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es particularmente rica en citas y explicaciones de las profecías de Isaías. La sección 113 contiene una serie de preguntas concernientes a pasajes en Isaías, contestadas por medio de la revelación por el profeta José Smith. Los pasajes así explicados incluyen Isaías 11:1-4; 11:10; 52:1-2; y 52:6-8.

McConkie dice: “Al referirse a las notas al pie de página en Doctrina y Convenios mostrará que hay alrededor de cien casos en los cuales la revelación de los últimos días expresamente cita, parafrasea, o interpreta las palabras de Isaías para comunicar aquellas impresiones del Espíritu Santo dadas al alma de Isaías ya hace aproximadamente 2.500 años”.[41] La edición actual (1981, en inglés) de Doctrina y Convenios contiene más de 275 notas al pie de las páginas que se refieren a pasajes de Isaías.

En sus discursos de las conferencias y en otros mensajes inspirados, profetas y apóstoles de la actualidad en ocasiones aluden o explican los escritos de Isaías, revelándonos el sentido verdadero y el significado del pasaje. Nuestros esfuerzos por entender los significados de los escritos de Isaías deberían incluir estas obras modernas.

Un sitio del internet, http://scriptures.byu.edu, provee un método fácil de hallar pasajes de las cuatro obras estándar, las cuales han sido citadas o explicadas en discursos de las conferencias por autoridades generales de los SUD y publicado en las ediciones de conferencia de la revista Liahona.

6.   Aprender cómo interpreta el Nuevo Testamento a Isaías.

Isaías es citado por lo menos 74 veces en el Nuevo Testamento,[42] típicamente para aclarar un significado o para testificar del cumplimiento de una profecía. La mayor parte de éstas se hallan en las escrituras de Pablo, con citas o paráfrasis de Isaías teniendo lugar al menos 28 veces en las Epístolas. Mateo cita pasajes de Isaías nueve veces y Lucas cita a Isaías nueve veces también. Pedro y Juan citan a Isaías siete veces cada uno, Marcos lo menciona seis veces y Santiago parafrasea a Isaías al menos una vez. Todas estas citas ayudan a establecer los significados de Isaías.

7.   Estudiar a Isaías en su contexto del Antiguo Testamento.

Isaías no fue el único en predicar y profetizar al Israel antiguo. Otros profetas del Antiguo Testamento, enfrentándose con las mismas situaciones que Isaías, tenían mucho que decir sobre los mismos temas pero usaban estilos literarios distintos. Tales correlaciones son una ayuda inestimable para comprender a Isaías. Notas al pie de página y las referencias, abundantes en todo el libro de Isaías y en verdad en todas las Escrituras, representan el modo más fácil de acercarse a los significados de Isaías desde esta perspectiva.

8.   Aprender la manera de profetizar que se usaba entre los Judíos en los días de Isaías.

Isaías vivía en tiempos de gran iniquidad en los cuales aquellos cuya responsabilidad era de ayudar a nutrir la gente espiritualmente fueron ellos mismos los que estuvieron resueltos a derribar el camino del Señor. No sólo pervertían a la gente; también alteraron las Escrituras y su significado.[43] Isaías escribió en un estilo que fue deliberadamente difícil para entender. Él puso en clave sus profecías en símbolos y sombras, usó técnicas estructurales para ocultar significados más profundos y puso temas juntos que aparentemente no tenían relación alguna, de modo que sus Escrituras aparecen al inexperto como un difícil rompecabezas.

El resultado de estos esfuerzos impidió al indigno recibir más de la verdad de la que podría aguantar, que le hubiera sujetado a la “mayor condenación”.[44] Además, eso protegió la integridad de los escritos de Isaías en cierta medida. Su intención de corromper la verdad fue entorpecida por su incapacidad de reconocerla, por carecer del Espíritu Santo quien nos capacita para entender los significados más profundos de Isaías. El grado del daño hecho por estos vándalos bíblicos, mostrado por comparaciones cuidadosas de textos bíblicos y del Libro de Mormón de Isaías, era borrar palabras y frases significativas. Esto fue previsto por Nefi quien profetizó que se quitarían “muchas cosas claras y preciosas del libro…del Cordero de Dios”.[45] Algunas de estas omisiones interfieren con las estructuras quiasmáticas que son abundantes en los escritos de Isaías, pero son conservadas en pasajes equivalentes en el Libro de Mormón. La presencia de estas estructuras quiasmáticas, conservadas en el Libro de Mormón pero interrumpidas por la omisión de palabras y frases del texto hebreo del cual la Biblia fue traducida, testifica sobre la autenticidad de la misión profética y la obra de José Smith.

Eruditos modernos han hecho un estudio cuidadoso de los métodos literarios y del estilo de Isaías incluyendo estructuras gobernantes, formas retóricas, paralelismos, quiasmas, metáforas y significados inherentes en la versión hebrea original pero un poco menos evidentes en las traducciones modernas en varios idiomas incluyendo el español.[46] Los estudios del estilo literario de Isaías proporcionan ayuda inestimable para entender el modo de escribir y profetizar de Isaías y son tratados en Introducción 3: Técnicas literarias usadas por Isaías.

9.   Obtener el espíritu de profecía.

“Las palabras de Isaías”, dijo Nefi, “…son claras para todos aquellos que están llenos del espíritu de profecía”.[47] El apóstol Pedro proclamó que el tener la dirección del Espíritu Santo es indispensable: “Entendiendo primero esto: que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque la profecía nunca fue dada por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.[48]

La interpretación de profecía, por tanto, no es un ejercicio en la suposición o la especulación. No sólo vino la profecía mediante el espíritu de profecía; su interpretación, entendimiento y la aplicación en la vida privada de alguien también debe ser por el espíritu de profecía, que es el Espíritu Santo.

En este comentario, se confía en las declaraciones de profetas inspirados en cuanto a la interpretación de las palabras de Isaías. El objetivo de esta obra es de reunir lo que ya ha sido dicho sobre los escritos de Isaías y la aplicación de las claves al entendimiento que se han proporcionado, y no de abrir caminos interpretativos nuevos. Sin embargo, una vez que un entendimiento de la intención y los métodos de Isaías han sido desarrollados, es realmente asombroso qué ideas pueden obtenerse siendo dirigido por el Espíritu Santo.

McConkie resume:

“En el análisis final no hay manera alguna de entender las Escrituras más que por el mismo espíritu de profecía que reposó sobre él que pronunció la verdad en su forma original. Las Escrituras vienen de Dios por el poder del Espíritu Santo. No provienen del hombre. Significan sólo lo que el Espíritu Santo quiere que signifiquen. Para interpretarlas, debemos ser iluminados por el poder del Espíritu Santo. Se requiere un profeta para entender otro profeta, y cada miembro fiel de la Iglesia debería tener ‘el testimonio de Jesús’, el cual es ‘el espíritu de la profecía’.[49] Esta es la suma y la sustancia del asunto entero y el fin de toda la controversia que concierne el descubrir la mente y la voluntad del Señor”.[50]

10.       Dedicarse a un estudio arduo y consciente.

Por cierto, emprender un estudio detallado de Isaías es una tarea intimidante. Reunir todo lo que ha sido dicho, combinado con el uso de las claves interpretativas proveídas, requiere un estudio diligente y más que un poco de resolución y perseverancia. Orar, leer, examinar, analizar, consultar referencias, y finalmente entender los escritos de Isaías, “versículo por versículo, idea por idea, pasaje por pasaje, capítulo por capítulo”[51] es lo que se requiere para ganar un entendimiento completo.


Notas

[1]. Bruce R. McConkie, “Ten keys to understanding Isaiah [Diez Claves Para Entender a Isaías]”: Ensign, Octubre de 1973, pág. 78. Bruce R. McConkie sirvió como miembro del Quórum de los Doce de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Cuando escribió este artículo, él estaba preparando, con otros, la edición SUD de la Biblia en inglés de King James, que incluye notas extensivas a los pies de página y encabecimientos introductivos al principio de los capítulos.
[2]. Véase Isaías 25:8-9.
[3]. Véase 2 Nefi 2:4.
[4]. 1 Corintios 15:22.
[5]. Isaías 25:8.
[6]. 1 Corintios 15:55.
[7]. Véase 2 Nefi 25:23.
[8]. Véase Isaías 53:12.
[9]. Véase Mosíah 15:9.
[10]. Véase 2 Nefi 2:8; Alma 42:23-25; Mormón 7:7; Doctrina y Convenios 76:50-62.
[11]. 3 Nefi 9:20-22.
[12]. LeGrand Richards, “Strange creeds of Christendom [Los credos extraños de la Cristiandad]”, Ensign, Jan. 1973, pág. 109.
[13]. Los Artículos de Fe 4.
[14]. La palabra “apostasía” viene del griego, y significa literalmente “un alejamiento” o un abandono de los principios verdaderos del evangelio. En contraste, la palabra “apóstol” significa “uno apartado”, o uno a quién se ha dado autoridad divina por medio de una ordenanza del sacerdocio (véase Ernest Klein, A Comprehensive Etymological Dictionary of the English Language [Un Diccionario Comprensivo Etimológico del Idioma Inglés]: Elsevier Publishing Company, New York, 1971, pág. 43).
[15]. Véase Efesios 1:10.
[16]. Véase Doctrina y Convenios 20:1-2; 1:4-7; 135:3.
[17]. Véase José Smith—Historia 1:3.
[18]. Véase José Smith—Historia 1:66-67; Doctrina y Convenios 1:29; 19:26-27; 20:8.
[19]. Véase Doctrina y Convenios 20:1-2.
[20]. Génesis 22:16-18.
[21]. Véase Génesis 17:19-21.
[22]. Véase Génesis 28:10-16.
[23]. Véase Génesis 32:27-28.
[24]. Véase Hechos 3:21.
[25]. McConkie, pág. 80.
[26]. Véase Apocalipsis 20:2-4.
[27]. McConkie, pág. 80.
[28]. Daniel 7:27.
[29]. McConkie, pág. 81.
[30]. 1 Nefi 19:23-24.
[31]. 3 Nefi 21:12.
[32]. 3 Nefi 16:18-20.
[33]. 3 Nefi 20:32.
[34]. 3 Nefi 21:8.
[35]. 3 Nefi 22.
[36]. 3 Nefi 23:1-3.
[37]. Victor L. Ludlow, “Isaiah, purposes for quoting [Propósitos para citar]”, Book of Mormon Reference Companion [Compañero Referencial para el Libro de Mormón], Dennis L. Largey, ed., Deseret Book Company, Salt Lake City, UT, 2003, pág. 341-342.
[38]. McConkie, pág. 81.
[39]. Véase Doctrina y Convenios 128:19-21.
[40]. José Smith—Historia 1:40.
[41]. McConkie, pág. 81.
[42]. Véase Bible Dictionary—Citations [Diccionario bíblico—Citas].
[43]. Véase 1 Nefi 13:24-28.
[44]. Véase Doctrina y Convenios 82:3 y Lucas 12:48.
[45]. 1 Nefi 13:28.
[46]. Avraham Gileadi, The Book of Isaiah: A new translation with interpretive keys from the Book of Mormón [El Libro de Isaías: Una Nueva Traducción con Claves Interpretativas del Libro de Mormón]: Deseret Book Company, P.O. Box 30178, Salt Lake City, Utah 84130, 1988, pág. 1-90.
[47]. 2 Nefi 25:4.
[48]. 2 Pedro 1:20-21.
[49]. Apocalipsis 19:10.
[50]. McConkie, pág. 82.
[51]. McConkie, pág. 82.


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